domingo, 12 de octubre de 2008

Diez rasgos de la Sociedad de la Información


1.Exuberancia.. Disponemos de una apabullante y diversa cantidad de datos. Se trata de un volumen de información tan profuso que es por sí mismo parte del escenario en donde nos desenvolvemos todos los días.
Omnipresencia. Los nuevos instrumentos de información, o al menos sus contenidos, los encontramos por doquier, forman parte del escenario público contemporáneo (son en buena medida dicho escenario) y también de nuestra vida privada. Nuestros abuelos (o bisabuelos, según el rango generacional en el que estemos ubicados) fueron contemporáneos del surgimiento de la radio, se asombraron con las primeras transmisiones de acontecimientos internacionales y tenían que esperar varios meses a que les llegara una carta del extranjero; para viajar de Barcelona a Nueva York lo más apropiado era tomar un buque en una travesía de varias semanas. La generación siguiente creció y conformó su imaginario cultural al lado de la televisión, que durante sus primeras décadas era sólo en blanco y negro, se enteró con pasmo y gusto de los primeros viajes espaciales, conformó sus preferencias cinematográficas en la asistencia a la sala de cine delante de una pantalla que reflejaba la proyección de 35mm y ha transitado no sin asombro de la telefonía alámbrica y convencional a la de carácter celular o móvil. Los jóvenes de hoy nacieron cuando la difusión de señales televisivas por satélite ya era una realidad, saben que se puede cruzar el Atlántico en un vuelo de unas cuantas horas, han visto más cine en televisión y en video que en las salas tradicionales y no se asombran con la Internet porque han crecido junto a ella durante la última década: frecuentan espacios de chat, emplean el correo electrónico y manejan programas de navegación en la red de redes con una habilidad literalmente innata. Esa es la Sociedad de la Información. Los medios de comunicación se han convertido en el espacio de interacción social por excelencia, lo cual implica mayores facilidades para el intercambio de preocupaciones e ideas pero, también, una riesgosa supeditación a los consorcios que tienen mayor influencia, particularmente en los medios de difusión abierta (o generalista, como les llaman en algunos sitios).
Irradiación. La Sociedad de la Información también se distingue por la distancia hoy prácticamente ilimitada que alcanza el intercambio de mensajes. Las barreras geográficas se difuminan; las distancias físicas se vuelven relativas al menos en comparación con el pasado reciente. Ya no tenemos que esperar varios meses para que una carta nuestra llegue de un país a otro. Ni siquiera debemos padecer las interrupciones de la telefonía convencional. Hoy en día basta con enviar un correo electrónico, o e-mail, para ponernos en contacto con alguien a quien incluso posiblemente no conocemos y en un país cuyas coordenadas tal vez tampoco identificamos del todo.
Velocidad. La comunicación, salvo fallas técnicas, se ha vuelto instantánea. Ya no es preciso aguardar varios días, o aún más, para recibir la respuesta del destinatario de un mensaje nuestro e incluso existen mecanismos para entablar comunicación simultánea a precios mucho más bajos que los de la telefonía tradicional.
Multilateralidad / Centralidad. Las capacidades técnicas de la comunicación contemporánea permiten que recibamos información de todas partes, aunque lo más frecuente es que la mayor parte de la información que circula por el mundo surja de unos cuantos sitios. En todos los países hay estaciones de televisión y radio y en muchos de ellos, producción cinematográfica.. Sin embargo el contenido de las series y los filmes más conocidos en todo el mundo suele ser elaborado en las metrópolis culturales. Esa tendencia se mantiene en la Internet, en donde las páginas más visitadas son de origen estadounidense y, todavía, el país con más usuarios de la red de redes sigue siendo Estados Unidos.
Interactividad / Unilateralidad. A diferencia de la comunicación convencional (como la que ofrecen la televisión y la radio tradicionales) los nuevos instrumentos para propagar información permiten que sus usuarios sean no sólo consumidores, sino además productores de sus propios mensajes. En la Internet podemos conocer contenidos de toda índole y, junto con ello, contribuir nosotros mismos a incrementar el caudal de datos disponible en la red de redes. Sin embargo esa capacidad de la Internet sigue siendo poco utilizada. La gran mayoría de sus usuarios son consumidores pasivos de los contenidos que ya existen en la Internet.
Desigualdad. La Sociedad de la Información ofrece tal abundancia de contenidos y tantas posibilidades para la educación y el intercambio entre la gente de todo el mundo, que casi siempre es vista como remedio a las muchas carencias que padece la humanidad. Numerosos autores, especialmente los más conocidos promotores de la Internet, suelen tener visiones fundamentalmente optimistas acerca de las capacidades igualitarias y liberadoras de la red de redes (por ejemplo Gates: 1995 y 1999 y Negroponte, 1995). Sin embargo la Internet, igual que cualquier otro instrumento para la propagación y el intercambio de información, no resuelve por sí sola los problemas del mundo. De hecho, ha sido casi inevitable que reproduzca algunas de las desigualdades más notables que hay en nuestros países. Mientras las naciones más industrializadas extienden el acceso a la red de redes entre porcentajes cada vez más altos de sus ciudadanos, la Internet sigue siendo ajena a casi la totalidad de la gente en los países más pobres o incluso en zonas o entre segmentos de la población marginados aún en los países más desarrollados.
Heterogeneidad. En los medios contemporáneos y particularmente en la Internet se duplican –y multiplican– actitudes, opiniones, pensamientos y circunstancias que están presentes en nuestras sociedades. Si en estas sociedades hay creatividad, inteligencia y arte, sin duda algo de eso se reflejará en los nuevos espacios de la Sociedad de la Información. Pero de la misma manera, puesto que en nuestras sociedades también tenemos prejuicios, abusos, insolencias y crímenes, también esas actitudes y posiciones estarán expresadas en estos medios. Particularmente, la Internet se ha convertido en foro para manifestaciones de toda índole aunque con frecuencia otros medios exageran la existencia de contenidos de carácter agresivo o incómodo, según el punto de vista de quien los aprecie.
Desorientación. La enorme y creciente cantidad de información a la que podemos tener acceso no sólo es oportunidad de desarrollo social y personal. También y antes que nada, se ha convertido en desafío cotidiano y en motivo de agobio para quienes recibimos o podemos encontrar millares de noticias, símbolos, declaraciones, imágenes e incitaciones de casi cualquier índole a través de los medios y especialmente en la red de redes. Esa plétora de datos no es necesariamente fuente de enriquecimiento cultural, sino a veces de aturdimiento personal y colectivo. El empleo de los nuevos medios requiere destrezas que van más allá de la habilidad para abrir un programa o poner en marcha un equipo de cómputo. Se necesitan aprendizajes específicos para elegir entre aquello que nos resulta útil, y lo mucho de lo que podemos prescindir.
Ciudadanía pasiva. La dispersión y abundancia de mensajes, la preponderancia de los contenidos de carácter comercial y particularmente propagados por grandes consorcios mediáticos y la ausencia de capacitación y reflexión suficientes sobre estos temas, suelen aunarse para que en la Sociedad de la Información el consumo prevalezca sobre la creatividad y el intercambio mercantil sea más frecuente que el intercambio de conocimientos. No pretendemos que no haya intereses comerciales en los nuevos medios –al contrario, ellos suelen ser el motor principal para la expansión de la tecnología y de los contenidos–. Pero sí es pertinente señalar esa tendencia, que se ha sobrepuesto a los proyectos más altruistas que han pretendido que la Sociedad de la Información sea un nuevo estadio en el desarrollo cultural y en la humanización misma de nuestras sociedades.

miércoles, 8 de octubre de 2008

Clik Global

La contra cultura y sus movimientos generaron grandes cambios en la sociedad, uno en particular cambió la historia a través de un salto tecnológico gigantesco, el cual marcará el final del siglo XX, arranca con más fuerza en el siglo XXI.


Con el paso de los años las revoluciones se han presentado de forma diferente según el invento que las acompañe. El siglo XVIII fue la etapa de los grandes sistemas mecánicos, la Revolución Industrial. El siglo XIX, la época de la máquina de vapor. Durante el siglo XX, la electricidad permite el crecimiento de los medios de comunicación para darle paso a la cuarta revolución, cuyo punto clave de la tecnología es la recolección, procesamiento y distribución de información, todo esto con la aparición de los computadores, los micro chips y la Internet.

Este proceso arranca en San Francisco en Sylicon Valley, los computadores estaban en manos de la IBM, eran gigantescos, no podían estar juntos y requerían grandes espacios. El cuento era quitar el control a las grandes compañías, descentralizar el poder de ciencia ficción y traerlo a la gente, a sus casas. La idea nace en la contracultura de los años 70’s, unos jóvenes que se lanzan a democratizar la sociedad, pero la historia tiene sus bases más atrás.


Con los principios de los computadores, aportados por dos personajes, uno en Inglaterra, Alan Turing y otro en Estados Unidos, después de la segunda Guerra Mundial. Se mezcla elementos de la física cuántica, de la matemática, de la mecánica, la lógica, sistemas binarios, algo muy complejo, empleado en un principio para descifrar mensajes en alemán. Un sí y un No en impulsos eléctricos que desarrollaban un problema lógico, un problema de almacenamiento de información. Se crea la máquina de Turing, cuya genialidad se ve opacada por su afinidad sexual.

La máquina de Turing era de gran tamaño, con unos tubos gigantes, lo cual hacía necesario el uso de grandes espacios para su funcionamiento. Después descubrirían los cristales, semiconductores, transistores (transistor) y poco a poco fue evolucionando el modelo, hasta llegar a modelos más pequeños.

Lo anterior se da debido a la aparición del Transistor q permitía disminuir el tamaño y aún así, la creación de grandes memorias. La unión de chips y micro chips que daban forma, promueve nuevos diseños. En el 59 se hace el primer modelo de computadora y ya para la historia del computador personal se parte de la existencia del computador, sólo que en manos de las grandes empresas.

Se retoma el cuento de los 70’s donde unos jóvenes con ansías de cambiar el mundo, a través de un juego pretendían democratizar la sociedad, por medio de la repartición del poder simbolizado en las computadoras. Estos jóvenes se imaginan una caja como la de un televisor y mandan su proyecto a una feria para que la gente lo compre, el nombre nace de la serie viaje a las estrellas, sugerido por la hija de uno de ellos.

Dicha idea de la caja futurista, fue pasando de mano en mano, donde se compraban los derechos de trabajar en esa idea, mejorando la pantalla, agregándole un teclado, etc. Habían tantas personas involucradas que decidieron ponerse de acuerdo para ver que podía aportar cada uno, crearon unos Clubes que hacían referencia como de cosecha casera para trabajar en la caja futurista, realzando la época de “hágalo ud. mismo”.

El computador personal es una creación colectiva. Todo llevados por una profunda convicción de cambiar y hacer las cosas, fe profunda en el éxito de todo lo que no se había intentado antes. Una característica esencial de la contracultura.

Cuando el computador ya está hecho, crean una empresa y le dan un nombre inspirados en la música de los Beatles (Come together), en la marca del acetato, dándole el nombre de Apple.

La idea de la manzana, es una idea amable, un computador para la gente, porque era una idea compleja que necesitaba la acogida de la gente del común, sin instructivos adicionales, sino que todo estuviera en la máquina. De esta forma colegios, universidades, personas, fueron adquiriendo los computadores para satisfacer sus necesidades de almacenamiento y organización de información.

Era de la informacion

es el nombre que se le ha dado al período que, aproximadamente, sucede a la era industrial y antecede a la economía del conocimiento y va ligada a las tecnologías de la información y la comunicación.

En todo el mundo, las nuevas tecnologías de información y comunicaciones están afectando cada vezmás a las sociedades, gobiernos, industrias, comunidades e individuos. La Revolución de la Información está produciendo transformaciones asombrosas en casi todas las esferas de la actividad humana.